jueves, 12 de noviembre de 2015

Reportaje para Géneros Informativos: ¿Sufre la danza un declive o una remontada?

¿Está sufriendo la danza un declive o una remontada?
Anuncios comerciales, programas de televisión, regulación de su enseñanza… Pero no hay cartelera en los teatros

El quinto arte olvidado durante muchos años en nuestro país, parece que esté retomando fuerza en esta última década. La danza está evolucionando a pasos agigantados de la mano de grandes profesionales como Tamara Rojo, actual directora del National Ballet of London, o incluso Antonio Gades, bailarín y coreógrafo de danza española, entre muchos otros. Estos grandes iconos de la danza en nuestro país han ido desarrollando no sólo una nueva forma de bailar sino una nueva forma de pensar el arte, de apreciarlo y de considerarlo.

Esta nueva teoría se está llevando a las aulas de los Conservatorios, de las grandes academias, de las compañías de danza y también a cada una de las cabezas de los bailarines neonatos…
La danza como estrategia comercial
Es tangible la extensión de la danza a otros ámbitos fuera del escenario, pues no es extraño ya ver un anuncio en el que utilizan este reclamo para comercializar su marca. Así pasó con el anuncio de la marca Dove, en el que tres parejas de bailarines clásicos reproducen una coreografía en la orilla del mar. O aquel anuncio de Citroen que se sirve de la ya conocida confrontación entre el fútbol y el ballet para dar un tono humorístico a su spot; en este anuncio los jugadores del Arsenal intentan imitar a las dulces bailarinas resultando imposible la tarea. Se sabe que dentro de la danza existen varios tópicos, como el de la confrontación entre el estilo más conservador del ballet parisino y el funky o streetstyle considerado un baile más suelto y callejero, pues bien, Nike una de las marcas deportivas más importantes del panorama mundial utiliza este reclamo para realizar una doble lectura: ambos estilos se funden en uno logrando el apoyo mutuo, dejando atrás las diferencias. Tres años más tarde, Adidas, su máximo competidor, logró colarse en uno de los ensayos del Staatsballet of Berlin, para mostrarnos que el esfuerzo es mucho más reconfortante si se tiene una marca tan fiable al lado.
https://www.youtube.com/watch?v=1U_551oTTcg
https://www.youtube.com/watch?v=06ooGrzi0KU
https://vimeo.com/26173327
https://www.youtube.com/watch?v=LfaeoJs5T4M
https://www.youtube.com/watch?v=CAckx0aPf-k

El baile parece entonces un recurso más popular  y ampliamente utilizado audiovisualmente como estrategia de comunicación, véase el caso tan singular de los flashmob.
Es un acto inusual que atrae la atención de mucho público y es por eso que se ha convertido en una herramienta más del marketing para algunas empresas que lo utilizan para conseguir viralidad, muy apreciada en estos tiempos. Hoy en día está ya considerado como una rama más del marketing de guerrilla o ambient marketing. El primer flashmob consolidado y con éxito tuvo lugar el 17 de junio de 2003 en Nueva York (Estados Unidos), en el departamento de ventas de la tienda Macy’s. A partir de este momento surgió como una especie de “fiebre” en el que diversas compañías creían que sería un buen método de marketing para promocionar su marca.
Es entonces cuando ante esta situación surge la pregunta: ¿Por qué a las empresas les interesa tanto la danza como imagen de su marca?
Principalmente la imagen de la danza es belleza, y eso es exactamente lo que busca la empresa en cuestión a la hora de representar su marca. Quiere que la marca quede representada de una manera totalmente estética, bonita, admirable en todos sus sentidos. Es posible que la empresa solo quiera una estética pura, una realización limpia y pura, para ello el ballet es perfecto, como no.
Pero además si la marca quiere implicar unos valores sobre sí misma que van más allá de la belleza, el baile también sirve: la danza lleva implícito valores como la diversión (un grupo de personas bailando juntas y compartiendo un tiempo agradable), la pasión de hacer aquello que realmente te gusta y el sacrificio, a las marcas les gusta tener una imagen de luchadoras natas, para dejar claro que ese imperio no se ha formado a partir de la nada.
A todo esto le podemos añadir un valor especial: la frescura. La utilización de este arte no ha estado muy extendido anteriormente y además el dinamismo y el movimiento que ello lleva implícito da un sentido de renovación continuo, punto que le interesa bastante a la marca para no quedar sobria y gris.
Pero este fenómeno no se queda sólo en anuncios de un par de minutos, a esto se le suma todos diversos programas que se han realizado en torno a ella, como por ejemplo Un paso adelante, Mira quien baila o Fama a bailar (en el caso de España).
¿Apoyo moral o mera utilización?
Nos encontramos entonces ante un proceso de cosificación de la danza. Cada vez más salas de teatro cierran, cada vez menos espectáculos de danza son expuestos en cartelera, desaparecen compañías y cada vez son menos los bailarines que pueden vivir dedicándose a dicho arte. Ya que no se reciben subvenciones ni del Estado ni mucho menos de fondos privados. ¿Por qué? Porque la danza en España parece ser que no resulta rentable.
Pero entonces… ¿Es que las empresas se suman a esta lucha por revivir la cultura de la danza? ¿Es por ello que son partidarios de utilizarla en sus spots? ¿Apoyan la causa o simplemente se quieren beneficiar de su imagen?
Y resulta paradójico que aquella persona que se fascina de dos escasos minutos de danza delante de un televisor, no sienta un impulso por experimentar dicho arte en persona. Pues bien, al fin y al cabo la danza es una actividad que se sirve del cuerpo, y lo emocionante es vivirlo aquí y ahora, en directo y sin cortes, para poder sentirlo verdadero.
O al menos así lo creen la mayoría de los artistas que dedican gran parte de su vida a ella. En este caso lo asegura Alberto García, director del Instituto Alicia Alonso: “La danza española con el paso de los años ha ido perdiendo prestigio, las corrupciones y la mala organización por parte del Gobierno, la infravaloración por parte del público y de las propias compañías de danza, han provocado que vaya en declive”.1
España sufre un ligero retraso más acentuado respecto al desarrollo de la danza, no se sabe muy bien el porqué de dicho fenómeno. Pero sin duda la carencia de compañías profesionales públicas provoca que  la danza carezca de un buen nivel. Sobre todo en el ballet clásico, que es la base de todos los bailarines. La técnica clásica, es la metodología de trabajo físico  más completa. Parece ser que la danza española se ha restringido mucho a su “denominación de origen”. El flamenco y las sevillanas parecen ser las disciplinas más demandadas y apoyadas en nuestro país, por una parte resulta de una gran  demanda internacional.
Regulación de la docencia
Pero la falta de buenas instrucciones en el ámbito clásico está provocando el éxodo de  profesionales del ballet a otras regiones de Europa que sí que saben valorar el baile. La mayoría de profesionales que se dedican a las artes escénicas son conscientes de las escasas salidas profesionales que ofrece la danza – coreógrafos o docentes-, por ello, muchos se desaniman y no desean seguir su carrera profesional dentro de su país.
Una forma de mejorar las condiciones de la danza y regular su docencia, está en manos de Instituto Universitario de Danza “Alicia Alonso”, que ha creado grados que siguen las líneas del Tratado de Bolonia, para ampliar las salidas profesionales de los bailarines.
Alberto García Castaño, director general de Instituto Universitario de Danza ‘Alicia Alonso’, explica por qué se ha regulado los grados de Bolonia en danza. “En España no ha existido ninguna tradición,  porque se asimila la danza a prejuicios políticos y sociales. Nosotros empezamos en el año 1992,  en la Cátedra de Alicia Alonso, que después se ha trasformado en Instituto el Gustavo Villapalo. Con el tiempo se ha ido viendo la visión de que hay salidas profesionales en la danza. Un problema importante es que hay mucho nivel de intrusismo en España, en las escuelas y conservatorios, y a partir de esta iniciativa esperamos que todas las profesoras sean tituladas.”1
Por otro lado se encuentra la visión de Viriginia Valero, directora del Conservatorio Superior de Danza María de Ávila. En este centro se preparan alrededor de 240 alumnos, que han de tener formación previa y pasar unas pruebas de acceso, para luego cursar cuatro años en cualquiera de las dos especialidades: pedagogía de la danza o interpretación y coreografía. Al final del camino obtienen un título de grado.
“Sufrimos un intrusismo peligroso para los docentes, pero mucho más para los estudiantes de danza”
Ambos coinciden en que la opción de reglar las enseñanzas de danza es un gran paso para el buen funcionamiento y desarrollo de la carrera.
"Hay mucho intrusismo y es peligroso, porque estás formando unos músculos, un cuerpo. La enseñanza mal dirigida puede provocar que ese alumno no llegue nunca a ser bailarín, o incluso se lesione", explica Valero mientras enseña orgullosa la biblioteca del centro. Porque aquí no solo se trabaja en mallas y calentadores; también puede uno lesionarse los codos sobre la mesa: los estudios incluyen profusas clases de historia del arte, anatomía, teoría de la danza o psicología aplicada a la danza.2
Sin embargo la directora a diferencia de Alberto García es optimista con el momento actual. "Soy muy positiva. Voy a espectáculos y siempre veo a mucha gente, cada vez más público desconocido, que no pertenece al mundillo. Hay un interés cada vez mayor en todos los aspectos. Es verdad que la danza clásica es siempre un reclamo porque es la más conocida. Pero la contemporánea, cuando hay nivel, atrae a mucha gente joven, quizás porque su lenguaje es más cercano".2
Sin embargo, la realidad parece ser otra, si bien es cierto que la danza parece que va ganando terreno, lo hará en todos menos en el económicamente rentable. Ya que la situación actual son teatros vacíos que no ofrecen espectáculos de danza porque sólo acuden las familias,  amigos de los bailarines, y los propios bailarines como afirma el bailarín asturiano Miguel Pérez García.3

Cada vez más compañías van desapareciendo, y el monopolio de las existentes parece arrasarlo todo quedando poca o ninguna oportunidad para algo nuevo. Realmente el gremio de bailarines está preocupado por la actual situación, ya no tanto por su generación ya avanzada en el terreno de juego sino por las generaciones venideras, que a duras penas encontrarán una recompensa a tanto esfuerzo. En definitiva, todos afirman que España posee las estructuras necesarias para sacar a flote el arte, pero no los recursos suficientes para ello.


 1. /Diariosdelperiodista
 2. Sergio c.fanjul/ el país
 3. N.HERMIDA/ LANUEVAESPAÑA

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